Carta a la violencia de género
- Ilse Muñoz
- 31 oct 2019
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 1 sept 2020

Querida violencia de género:
Como ya es costumbre escuchar de usted a diario, me permito enviarle esta carta directamente para expresarle lo mal que la hemos pasado muchas mujeres a causa suya.
Hasta hace no mucho tiempo, no me había percatado que usted es como de la familia, está presente en mi día desde que despierto hasta que duermo, ha estado conmigo en los eventos más importantes y en las peores situaciones. Nunca me ha dejado sola por increíble que parezca, está conmigo en cada paso que doy por las calles.
Usted no solo es el feminicidio, esta es la forma más extrema en la que usted se hace presente en la vida de las víctimas y familiares de las mismas.
Se hace presente en todas las prácticas de acoso, control, intimidación y dominio. Claro, usted no suele estar ahí de forma directa, la mayoría de las veces es cuidadosa al presentarse con simples gestos o palabras, mismas que para muchos significan halagos, para nosotras resultan miedo.
Aunque muchas otras veces, usted deja ver lo peor de sí misma cuando se presentan golpes, violencia sexual o femenicidios.
Afortunadamente usted no tiene la culpa de todo lo que expreso aquí, también la tienen sus amigos “la cultura machista” y ese tal “patriarcado”. ¿Acaso usted actúa como le indican sus amigos, o usted piensa de forma similar a ellos? Tal vez usted no sea amiga de estos dos, tal vez usted es hija de estos mismos y solo no lo sabemos porque han estado presentes durante siglos.
Es considerada de la familia porque su presencia es natural en cada momento de nuestra vida, sin importar que estos sean importantes o no. Lamento decirle que su presencia no es natural, usted ya no es parte de la familia.
Ya no quiero verla cuando me levante por las mañanas a preparar el desayuno de inmediato para mis hermanos y padre solo porque yo soy la mujer.
Ya no quiero verla cuando vaya rumbo a la escuela en el transporte público y alguien a lado mío se siente esperando a que baje la guardia para poder tocarme.
Ya no quiero verla al llegar a mi trabajo y escuchar que mi jefe me habla sobre un ascenso al que solo puedo ser apta si accedo a salir con él.
Ya no quiero escucharla cuando pido trabajo, al cual tampoco soy apta porque no tengo la misma visión que un hombre para manejar el área de trabajo.
Ya no quiero que este presente cuando regreso casa de mis actividades y me grite majaderías.
Ya no quiero que me diga que no puedo estudiar una carrera porque soy mujer y la mayoría de los egresados de la misma, son hombres.
Ya no quiero que me limite a trabajar solo porque soy madre y no puedo hacer ambas cosas.
Ya no quiero verla cuando salgo con mis amigos y me sigue de regreso a casa.
Ya no quiero que esté presente en todas mis labores domésticas porque eso solo lo hacen las mujeres.
Ya no quiero que tiré mis cosas con el objetivo de que él tenga más espacio.
Ya no quiero que me miré cuando hago cualquier actividad como leer o ejercitarme.
Ya no quiero que diga que tengo la culpa de lo que me pasa por como me visto.
Ya no quiero que le digas a mi esposo que arreglarme o tomar mis propias decisiones está mal.
Ya no quiero tener que pedirle permiso a mi esposo para que me deje salir a ver a mi madre.
Ya no quiero que pienses que yo solo sirvo para estar en la casa.
Ya no quiero salir de casa y pensar en que ya no regresaré ni volveré a ver a mi familia.
Ya no quiero que me culpe por ser mujer.
Usted querida violencia de género, ya me canso. Le digo querida porque siempre ha estado conmigo y como no decirle así cuando he comenzado a imitar sus acciones.
Así es, al parecer tiene muchas seguidoras, también nosotras hemos estado con usted y me atrevería a decir que a diario.
Si nos ha notado, hemos estado con usted cuando alguna mujer se ve hermosa y comenzamos a criticar su forma de vestir. Cuando una profesionista tiene un ascenso y decimos que seguro es porque mantiene una relación con el jefe. Cuando una chica estudia o trabaja lejos de casa y decimos que seguro se va lejos para andar de “loca”. Cuando alguien decide ser madre soltera y comenzamos a juzgarla y a preguntarnos sobre quién es el padre del hijo que espera. Cuando educamos a nuestros hijos para que ellos mantengan y su esposa les lave, planche, caliente y sirva de comer. Cuando le decimos a nuestra amiga que no es buena en lo que hace solo porque no toleramos que sea mejor que nosotras. Como dije, hemos estado con usted a diario.
Esta carta es para despedirla de mi vida, así como se le despide a alguien por estar embarazada. Este mensaje es para exigirle que ya no este conmigo en mis mejores momentos porque gracias a usted, muchos de estos momentos se han convertido en los peores.
Por último, quiero agradecerle por todo lo que me ha enseñado en mis años de vida, así como lo que ha dejado usted desde que existe, porque puedo saber cómo era antes y cómo es ahora.
Gracias a usted puedo saber el avance que hemos tenido las mujeres, gracias a usted hoy sabemos que tenemos un lugar y que este es importante.
Gracias a usted estamos aprendiendo a defendernos de todos aquellos que quieren someternos.
El camino ha sido largo, tengo claro que será difícil dejar de verla a diario porque como bien reconozco, usted es parte de la familia. No es fácil dejar de ver de la noche a la mañana a nuestra hermana, madre o hija y tampoco será fácil seguir sin usted como no lo ha sido para todas las familias quiénes han perdido a alguien.
Hoy me independizo de usted querida violencia de género, porque no quiero ver #NiUnaMenos en mi hogar ni en mi salón de clases, porque no quiero que #NiUnaMás sea víctima suya, porque #VivasNosQueremos, porque #YoSiTeCreo capaz de seguir manejándonos y porque todas estas luchas #SonPorNosotras.

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